¿Podríamos asegurar que gracias a la historia de amor de Julio Cesar y Cleopatra el año 2016 es bisiesto? Desde mi humilde punto de vista yo diría que sí, pero podréis sacar vuestras propias conclusiones si os animáis a leer lo que os cuento a continuación…
Corría el año 49 antes de Cristo cuando Julio Cesar llegó a Egipto. Como muchos de vosotros sabréis fue allí donde quedó fascinado por la belleza y el encanto de Cleopatra, reina de Egipto en aquella época. Parece que, fruto de esta tórrida relación nació un hijo, que por cierto, nunca llegó a ser reconocido por el político y militar romano.
Julio Cesar no sólo quedó obnubilado por la belleza de Cleopatra; también quedó prendado de su sabiduría e inteligencia. En una de las muchas conversaciones que ambos mantuvieron Cleopatra le hizo ver a Julio Cesar que el calendario que utilizaban los romanos era una auténtica “chapuza”, ya que arrastraba grandes periodos de desfase, debido a su imprecisión. Como podréis imaginar, Cleopatra no utilizó esta expresión, pero más o menos con otras palabras es lo que le vino a decir a nuestro amigo Julio Cesar.
La reina de Egipto contaba en su corte con un gran número de sabios y eruditos, entre los cuales se encontraba Sosígenes de Alejandría, uno de los matemáticos más importantes de la época. Fue Sosígenes el elegido por Julio Cesar para diseñar y planificar un nuevo calendario con la exactitud que el gran imperio romano necesitaba. Sosígenes cumplió con su cometido y en el año 47 antes de Cristo entregó su calendario a Julio Cesar.
El calendario que Sosígenes diseñó se basaba en el calendario egipcio y contaba con 365 días, y un día más adicional cada cuatro años que compensaría el desfase natural provocado por la rotación de la Tierra alrededor del Sol. Julio Cesar quedó más que convencido cuando vio el trabajo realizado por Sosígenes y decidió aplicar este calendario a partir del año 45 antes de Cristo.
Pero aquí no queda el cúmulo de despropósitos y chapuzas cometidos por los romanos a la hora de gestionar sus calendarios. Como había que comenzar desde cero para poder aplicar el calendario de Sosígenes, el año 46 antes de Cristo tuvo que durar la friolera de 445 días. Esta fue la solución adoptada para poder compensar los días de desfase acumulados a lo largo de los siglos anteriores.
El calendario de Sosígenes estuvo vigente hasta el año 1582 después de Cristo, cuando se adoptó el calendario Gregoriano. En esta fecha se estableció también la regla práctica que determina cuando un año es bisiesto: “Un año es bisiesto si es divisible entre 4, a menos que sea divisible entre 100. Sin embargo, si un año es divisible entre 100 y además es divisible entre 400, también resulta bisiesto”.
Por cierto, solo nos queda resolver una duda: ¿de dónde viene el término “bisiesto”? La verdad es que la respuesta tiene “miga”, así que si tenéis curiosidad y os apetece, solamente tenéis que pinchar en la imagen que tenéis justo debajo para contestar la anterior pregunta. Por mi parte, tan solo me queda desearos un ¡¡FELIZ AÑO 2016!!