“No me lo puedo creer, ¡¡esto es inadmisible!!”. La voz de Papá Noel retumbaba atronadora entre las cuatro paredes de la nave principal del almacén de juguetes y regalos. El lío era monumental y los paquetes que debían ser entregados en Nochebuena estaban mezclados y mal colocados. Algunos incluso no estaban ni envueltos. Estaba claro; el tiempo se les había echado encima y la organización de espacios y tiempos no había sido correcta.
Ciertamente la situación se había complicado desde el mismo instante en que el Duende Gauss había decidido abandonar la empresa y cambiarse a la competencia: “Los Magos de Oriente S.A.”. Papá Noel no se dio cuenta en ese momento de lo importante que podría llegar a ser la organización de los recursos en un almacén tan grande como el que el tenía en el Polo Norte.
Maldijo el momento en el que no aceptó la condición que el Duende Gauss le propuso para continuar como jefe de almacén después de superar su enésimo constipado. Tan solo le hubiera hecho falta poner un par de horas más la calefacción, pero en aquel momento pesó más la tacañería que el sentido común. Ahora era demasiado tarde para lamentarse.
Por lo visto el viejo Duende gestionaba el almacén con unas cosas raras que tenían que ver con las matemáticas y que se llamaban matrices. Las matrices eran como tablas que ayudaban a Gauss a organizar los diferentes tipos de regalos y los distintos destinos en donde debían ser entregados. Gracias a ellas el trabajo de los duendes era más rápido y eficaz.
Incluso ayudaban a organizar los diversos tipos de cintas y papeles de colores que deberían utilizarse para envolver los regalos. Sin lugar a dudas un auténtico inventazo esto de las matrices de cara a gestionar el complicado trabajo que debían realizar los Duendes de la Navidad para que todo estuviese listo cada Nochebuena.
Sería imposible llegar a tiempo este año a todas las casas del mundo y pasar por todas las chimeneas si no se buscaban soluciones rápidas y efectivas. Era imposible empaparse de todos los conocimientos y bondades de las matrices en el poco tiempo que quedaba hasta Navidad. El siguiente paso estaba claro; Papá Noel cogió su móvil, abrió el whatsup y buscó el chat archivado del Duende Gauss.
Había quedado claro que las matrices eran imprescindibles para que la ilusión de la Navidad llegase a cada niño en cada rincón del mundo, pero… ¿Contestaría el Duende Gauss a Papá Noel? ¿Solucionarían ambos sus problemas laborales?
Sin duda, lo sabremos muy pronto. Yo por mi parte soy bastante optimista.
FELIZ NAVIDAD.